Oficios caracterizados con calaveras en San Pedro Tláhuac
Una singular estampa de trabajos con motivo de Día de Muertos de tamaño natural fue montada por los integrantes del Grupo Autónomo Cultural Cuitlahuac Ticic en el jardín central de San Pedro Tláhuac, en la que se pueden observar diversas figuras que caracterizan sus oficios tan comunes en la región.

Vendedora de aguas frescas
Los estudiosos y preservadores de las tradiciones en Tláhuac apuntan en la presentación de la escena cotidiana acorde con la tradición del culto a los muertos, que la comunidad, a pesar de los cambios políticos, económicos, culturales y ecológicos que ha sufrido en los últimos siglos, ha mantenido su vínculo con el paisaje lacustre.

La tamalera
El nevero, la vendedora de aguas frescas, la tamalera, el trovador y el panadero, son entre otras calaveras elaboradas con carrizo, algunas de las caracterizaciones presentadas en el toldo que se localiza en el Jardín Cuitláhuac, incorporadas a la vida cotidiana de los tlahuenses que transitan por el lugar.
A decir de los promotores de las tradiciones en Tláhuac:

El trovador
Al igual que muchas otras comunidades mesoamericanas, Tláhuac es portadora de un calendario ritual muy rico e intenso. Una de las festividades más llamativas, por el significado y la vistosidad que posee, es la fiesta de Todos los Santos y los Fieles Difuntos.
Cuatro son los puntos álgidos durante su festejo:

El nevero
La colocación de estrellas de carrizo forradas con papel de china y alumbradas por medio de un foco. Se colocan nueve días antes, porque según la cosmovisión mesoamericana, los difuntos atraviesan nueve lugares que se interponen entre su destino final y el mundo de los vivos.
También por estos días en el pueblo los niños comienzan a pedir su calaverita, por lo que cargan en sus manos un chilacayote en forma de cráneo y alumbrado con una cera.
La alumbra

El panadero
da comunitaria que se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, los pobladores de Tláhuac se dirigen al panteón, en donde convivirán con ellos mientras permanecen acá en la Tierra. Con flores, inciensos, cirios, música, comida y bebida, se realiza el festejo. Los difuntos mayores, finalmente, se retiran del pueblo a las tres de la tarde.
La pixca o cosecha del maíz en las chinampas, ciénega y ejido de San Pedro Tláhuac, marca el final del ciclo agrícola y la muerte ritual del maíz, alimento sagrado para nuestros pueblos. Así, de esta manera, se simboliza que nuestra vida y nuestra muerte están unidas al elemento por el que vivimos y del que fue hecha nuestra carne: el maíz. ♦
Fuente: Grupo Autónomo Cultural Cuitláhuac Ticic
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